domingo, 17 de enero de 2010

HAITÍ

(Viene de Vivir de buena gana)
En este clima de asombro sobrecogido, el obispo Munilla, convertido en una trinchera política desde el momento mismo de su nombramiento, por causa de este y de quienes le defienden para atacar al nacionalismo vasco desde unas posiciones que utilizan la religión como munición política, y por cuenta de quienes no le quieren casi diría que por lo mismo, el obispo Munilla, decía, hizo unas declaraciones de las que tuvo que desdecirse y aclarar que él no había dicho lo que sí dijo, que las cuestiones de empobrecimiento espiritual de la ciudadanía, asunto que solo le compete en la medida en que se refiera solo y exclusivamente a sus feligreses, eran más relevantes que la catástrofe de Haití. No estaba allí y ni siquiera me fío de las grabaciones parciales, así que no sé lo que dijo o dejó de decir. Sólo sé que el estado de la trinchera es este: Munilla representa, y así viene explotado, al nacionalismo español, al constitucionalismo y a la sociedad de los ciudadanos. Amén. El clero guipuzcoano, por contra, representa el perverso nacionalismo vasco y sus excesos, ese que ha sustituido a Dios por la Patria, según hemos tenido ocasión de leer. Amén también, para que el primero no esté tan solo.
Munilla, por ser obispo, no tiene toda la razón en nada que concierna a la vida civil, su palabra no es dogma de fe. Sí sus declaraciones fueron como se dice y como se han publicado grabadas, son como mínimo desafortunadas y poco oportunas, incluso para sus propios intereses, porque han servido de munición para deteriorar su imagen, en medios del País Vasco y en Madrid. Distorsión y manipulación, dice el obispo, pero aquí, cuatro y cinco días después del rifirrafe mediático, lo que cuenta es la cifra de muertos de Haití, más que los problemas que pueda tener el obispo con el clero guipuzcoano, o este con él, que, en comparación, resultan irrelevantes, lujos de una sociedad a salvo de grandes hecatombes.
Eso sí, una regla de oro es que las cosas que hemos dicho, son erróneas o nos perjudican, si nos las repican “están sacadas fuera de contexto”. Todo está sacado fuera de contexto. El temblor de tierra de Haití, también. En nuestro “contexto” no entran las catástrofes naturales o muy poco.
En los primeros momentos, la oficina de información diplomática de Exteriores informó de que a los españoles de Haití no les pasaba nada. Todo bajo control. Satisfacción general. Les pasa, claro que les pasa, ¿por qué esas informaciones desinformadas? ¿Cuál es su objetivo? No me invento nada. Está en las hemerotecas informáticas, si no lo han borrado. También estos han tenido que desdecirse o la información de los hechos reales lo ha hecho por ellos. No causar alarma social es un objetivo, salvo cuando el provocarla sea el objetivo o un instrumento político. Aparece según y cómo, según convenga. Entre tanto, cualquier ayuda que se les preste en mano a los haitianos es poca.
Publicado en Diario de Noticias, de Navarra, Noticias de Gipuzkoa y Diario de Noticias de Álava, 17.1.2010.